ECS: El ciclismo como forma de vida
Antes de llegar a la meta hay siempre un paso imprescindible que es el de tomar la salida. Nosotros, la Escuela de Ciclismo Salmantina lo hicimos allá por 2014, si bien ya el año anterior, al amparo de nuestro equipo Master HyD Pinturas, comenzamos nuestra andadura apoyando los primeros pasos de Vera Hernández y Dani. Pero no fue hasta ese año cuando dimos el salto definitivo para aportar nuestro grano de arena a lo que en esos años se había convertido en un desierto en una Salamanca huérfana de ofertas ciclistas sobre todo para los más pequeños.
Nuestra Escuela cumplía así el anhelo de nuestro presidente, Francisco José Domínguez, quién, apoyado por su familia, un grupo de amigos relacionados con el deporte del pedal, y unos padres entusiastas, se lanzaba a la carretera para dar la oportunidad a lo que en un principio fue un reducido grupo de jóvenes de cortas y variadas edades. Un anhelo cumplido, pero una gran responsabilidad, un reto ambicioso e ilusionante tanto para los pequeños como para todos los que arrancaron lo que hoy es una verdadera familia. La Escuela de Ciclismo Salmantina.
Apenas seis niños que empezaron a descubrir la técnica de la bicicleta con entrenamientos en el alfoz y tímidas participaciones en carreras. Que apostaron por la libertad que les daba nuestro deporte. Un aprendizaje que aglutinó lo deportivo con todo tipo de enseñanzas personales, con infinidad de valores, una formación integral. Importa llegar a la meta, pero importa, sobre todo, el camino. Se valora ganar, pero, sobre todo, participar y tener la valentía de intentarlo. Se puede uno caer, pero es fundamental volverse a levantar y, cuando las fuerzas no llegan, siempre habrá alguien vestido de azul y ‘flúor’ que te echará una mano, que te acercará el bidón o te ‘remolcará’ hasta el pelotón principal.
Han pasado ya ocho años desde aquel 2014. ¡Ya ha llovido! La familia ha crecido hasta límites insospechados. A medida que ha pasado el tiempo, el grupo se ha hecho cada vez más grande. Sin embargo, la ilusión en las caras de los más pequeños sigue siendo la misma de aquellos que iniciaron la aventura, algunos de los cuales, todavía hoy sigue al pie del cañón. Los valores siguen siendo innegociables y la amistad, el compañerismo y la formación integral se presentan, año, tras año, como algo inherente a nuestro proyecto, como una forma de vida.
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